En esta Cápsula Martiana presentamos ante los lectores varias expresiones del apóstol durante su permanencia en el exilio. Notaremos como según su estado de ánimo en cada momento vivido fue destacándose su pensamiento y podremos apreciar que en muchas ocasiones sus vivencias tienen una vigencia similar a las vividas por los cubanos en este largo exilio.
Martí, como muchos de nosotros, vivió la mayor parte de su vida en el exilio. En su peregrinar por América, siempre contó con el respaldo de los pueblos que visitó, sin embargo, tuvo que abandonar algunos por ser perseguido por gobiernos despóticos, como le pasó con Guzmán Blanco en Venezuela y con Rufino Barrios en Guatemala o cuando abandonó la presidencia su amigo Lerdo de Tejada en México. En Nueva York, vivió 15 años, fue allí donde encontró estabilidad económica y libertad para fundar el periódico Patria, el Partido Revolucionario Cubano, conspiran y organizan la guerra “necesaria” para liberar a su querida patria.
Algunas de sus expresiones en México fueron: “Arbusto solitario es el alma del hijo enamorado de la patria, que lejos de su amada sufre sin consuelo: manera de morirse es esta de vivir alejado de la patria”. “Hay una hora en que todo malvado es bueno: el instante en que por vez primera de su vida dice adiós a su patria. Todo lo feo se embellece: todo error se perdona: toda maldad desaparece allí. Redimen aquellas lágrimas amargas: bien saben los que las lloraron como hay algunas que quedan perpetuamente empapando y entristeciendo el corazón.
En 1888, dice: “Envejece como una nuez, quien vive lejos de su patria”. En 1892, escribe: “Es grato cuando se sale de la patria, hallar la patria en tierra ajena”. En una ocasión Martí dijo: “Importa reconocer en esta emigración una entidad moral y una base de república, de la mayor importancia, porque han vivido juntas todas las clases sociales, tal como ha de ser en Cuba de haber república verdadera”. Otros pensamientos del apóstol con relación al destierro o al exilio son estos: “Sólo cuando se está en el extranjero, se conoce lo que quiere decir patria”. “Los años que pasan lejos del suelo nativo son muy largos.” “Al árbol deportado se le ha de conservar el jugo nativo para que a la vuelta a su rincón pueda echar raíces.” En Nueva York exclamó un día: “¡Oh, patria de mi amor! ¡Tu eres bendita a través del alejamiento y la amargura!” “No hay más patria, cubanos, que aquella que se conquista con el propio esfuerzo.” “El único suelo firme en el universo es el suelo donde se nació.” “¡Oh valientes, oh errantes!”
En 1880, Martí sufrió un gran dolor al su esposa exigirle volver a Cuba. Martí nunca tuvo el apoyo de su esposa en su lucha por la libertad de la patria. Al contrario, siempre lo recriminaba por el tiempo que le dedicaba a la causa. Ella pensó que al nacer su hijo y éste tener un hogar estable, se reduciría su amor por la patria. No fue así, Martí le contestó que “visitar la casa del opresor es sancionar la opresión”, y no hubo más alternativa que la separación.
Como culminación a las expresiones del apóstol en el exilio, cerramos con broche de oro con su discurso en conmemoración al 10 de octubre. Así se pronunció en el año 1887: “¿Qué somos nosotros más que lo que nos decía esta noche un anciano respetable, qué somos nosotros más que ‘mártires vivos’? Vivimos entre sombras, y la patria que nos martiriza, nos sostiene. Desecharla es en vano; ni ¿quién quiere desecharla? Aturdidos, confusos, impotentes, los que viven lejos de la patria sólo tienen las fuerzas necesarias para servirla. Así vivimos: ¿quién de nosotros no sabe cómo vivimos? ¡Allá, no queremos ir! Cruel como es esta vida, aquélla es más cruel. ¿A qué iríamos a Cuba? ¿A oír chasquear el látigo en espaldas de hombre, en espaldas cubanas?... ¡Saludar, pedir, sonreír, dar nuestra mano, ver, a la caterva que florece sobre nuestra angustia, como las mariposas negras y amarillas que nacen del estiércol de los caminos? ¿Ver en el bochorno a los ilustres, en el desamparo a los honrados, en complicidades vergonzosas al talento? ¿Ver a un pueblo entero, a nuestro pueblo, en quien el juicio llega hoy a donde llegó ayer el valor, deshonrarse con la cobardía o el disimulo? Puñal es poco para decir lo que eso duele. ¿Ir, a tanta vergüenza? Otros pueden: ¡nosotros no podemos!''