lunes, 12 de julio de 2010

Cartas de Martí


Nuestro apóstol escribió miles de cartas. He leído algunas de ellas. Siempre he admirado sus características que son notables, entre ellas, su sinceridad, su sabiduría al exponer sus ideas, sus frases y pensamientos son geniales y ese toque afectuoso que usa frecuentemente al comenzar o en las despedidas, son a mi juicio muy originales y elocuentes.

Hoy publicamos una de las muchas cartas que le escribió a Manuel Mercado, su entrañable amigo, a quien llamaba hermano querido.

Delfín Leyva

A Manuel Mercado

Nueva York
13 de septiembre de 1888



Hermano querido:

La carta, y unas líneas, para darle gracias por los dos sabrosísimos libros, aunque no debía dárselas, porque vinieron sin carta suya. Pero ahora no quiero hablarle de ellos, sino de que me los leí en pocas horas, con verdadero deleite, de que el domingo, con más libertad, le daré cuenta. Me enoja no tener donde escribir todo lo que pienso. Lo que pudiera valer algo por el mérito del asunto, se queda sin decir, y todo se va en esta faena de noria. No me quejo; pero tiene su poco de robo. Ni dejaría mis ocupaciones de hoy que me son gratas, si tuviera además espacio y ocasión para hacer cosas mayores. ¡Para algo maduran las frutas! -y Vd. es Secretario de Gobierno, para que no le robe yo el tiempo, que es de la nación. Lo mejor del libro de Gustavo es su carácter, retratado en las dos páginas finales. En el de Puga, muy atendible, sobra un poco de injusticia de una parte, y una quintilla de otra. ¡Todo fuera como Vd., a quien nada sobra, a no ser el cariño, ni falta, a no ser que todo el mundo conozca su excelencia!

Un abrazo de su h.
J.M.

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