viernes, 9 de julio de 2010

Carta de la madre de Martí

Carta de la madre de Martí a su hijo,
quien residía en New York



Un día como hoy, 28 de enero, hace 156 años, nació José Martí. Celebrando su natalicio hemos querido publicar esta hermosa carta de la madre del apóstol, Leonor Pérez, donde muestra el gran amor que sentía por su querido hijo y la preocupación por su futuro.

En esta carta Doña Leonor aconseja a su hijo y le expresa algunas verdades. Donde se equivocó es donde dice: “No hay uno solo que te lo sepa agradecer”.

Millones de personas en el mundo admiran su obra literaria y lo reconocen como uno de los hombres más destacados en el mundo hispano y los cubanos lo idolatramos y lo consideramos el más grande de todos los cubanos.





Habana, 19 de agosto [1881]



Hijo mío:

No hay mal que por bien no venga, dice un refrán y yo creo que este viaje te servirá de mucho para ser algo más indulgente pues habrás conocido que en todas partes los hombres son iguales, hay buenos y malos y que con todas formas de gobiernos hay descontentos, y te acordarás de lo que desde niño te estoy diciendo, que todo el que se mete a redentor sale crucificado, y que los peores enemigos son los de su misma raza, y te lo vuelvo a decir, mientras tú no puedas alejarte de todo lo que sea política y periodismo, no tendrás un día de tranquilidad, y yo no viviré tal vez lo suficiente para tener el gusto de verle tranquilo vivir sólo del trabajo de tus asuntos nada más, pues por mucha fortaleza que tengas ha de quebrantar tu salud la vida tan agitada que llevas hace tiempo.

Me dices hijo que te dé detalles de tu casa. ¿Qué quieres que te diga en el estado de tu espíritu hoy? Y también del mío, si nada hay que me consuele de este inmenso vacío que siente mi alma con la sola idea de que este malestar, no tiene remedio posible, pues lejos de darme una esperanza aunque lejana, me desanimas cada día más, y qué remedio para este cuadro, entregarlo a la voluntad de Dios es lo que haga y pedirle nos dé fuerzas a todos para sobrellevarlo.

Qué sacrificio tan inútil hijo de mi vida, el que estás haciendo de tu tranquilidad y de la de todos los que te quieren, no hay un solo ser que te lo sepa agradecer, el que más achaca tu sacrificio al ansia de brillar, otros, a la propia conveniencia, y nadie en su verdadero valor.

[...] Tu padre dice hoy algo, dice que te acuerdes de lo que te ha dicho de todas las repúblicas que has visitado y de las que te quedan que ver; que excepto esa, nada vale la pena.

[...] Dios nos proteja, y te dé salud que es lo más grande de los bienes de la tierra, enviándote un fuerte abrazo se despide hoy tu madre

Leonor

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