lunes, 12 de julio de 2010

Visita de José Martí al General Máximo Gómez

José Martí visita a Máximo Gómez para integrar al general, quien había participado en la Guerra de los Diez Años, al plan insurreccional del Partido Revolucionario Cubano y ofrecerle la jefatura suprema de la guerra. Máximo Gómez, con gran caballerosidad, acepta el reto y Martí sale muy contento de la ciudad al saber que este acuerdo aseguraba el éxito del comienzo de la guerra que liberaría a Cuba de España.

Delfín Leyva


Santiago de los Caballeros, República Dominicana


Cargada de años y de historia patria, conserva Santiago de los Caballeros, apenas desbastado por el paso ruidoso del progreso urbano, un gran estilo de vida. Santiago aventaja a la capital en señorío; es la más tradicionalista de las poblaciones dominicanas.

No lejos de su iglesia parroquial mayor, a pocos pasos del lugar donde estableciera su sede el gobierno de la Restauración, había hasta 1899 una modesta construcción de rústica madera y techado de yaguas, que todos dieron en llamar la “Casa de Cuba”, y no sin razón, ya que allí habitaba un patriota cabal, Don Nicolás Ramírez, y solían reunirse los que trabajaban por la independencia de esta tierra. Bien podían hacerlo sin reserva ni ambajes, porque el hogar del boticario Ramírez era respetado por todos los santiagueros.

Tenía la casa el frente por la calle de Las Rosas y un anexo por la de Amargura; entre ambas alas, un patio recoleto, y al centro, un tamarindo frondoso y acogedor. Los más viejos testigos recuerdan los nombres de los vecinos que a la sombra de aquel árbol se reunían; eran emigrados y desterrados cubanos: Pedro Dobal, Raúl Font Sterling, Juan Justo Osorio, José Navarrete, Manuel y Andrés Boitel, Miguel Sandres, José Antonio Mercader, Arturo Díaz, Miguel Portuondo, Virgilio Barranco, Rafael y Nicolás Vega y otros.


Pero lo que dio a la casa de Don Nicolás mayor notoriedad, lo que realza su presencia histórica, fue el hecho de haberse formalizado allí, en memorables documentos, el pacto patriótico de “La Reforma”.

“La carta de Santiago” llamó Emilio Rodríguez Demorizi, el dominicano sin cuya guía no puede escribirse ya la historia de Martí en su Isla, a aquel convenio de honor entre el Apóstol de la revolución y el genio de la guerra: Yo ofrezco a usted sin temor de negativa, este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres... “Tan señalada honra, tan inmerecida confianza, no tan solamente deja comprometida mi gratitud, sino que al aceptar, como acepto, tan alto destino, puede usted Martí, estar seguro que a dejarlo enteramente cumplido consagraré todas las fuerzas de mi inteligencia y de mi brazo, sin más ambición, y sin otro interés, que dejar bien correspondida, hasta donde alcance la medida de mis facultades, la confianza con que se me honra y distingue”.

“La carta de Santiago” está fechada por Martí el 13 de septiembre de 1892, y por Gómez, el 15 del propio mes. Ambas fechas indican, respectivamente, el día en que, procedente de Laguna Salada, llegaron Gómez y Martí a Santiago instalándose como en casa propia en el hogar de Ramírez, y el día en que lo abandonaron, volviéndose el General a sus labranzas, y emprendiendo el Apóstol el camino de la capital.

No volvería Martí a Santiago de los Caballeros hasta tres años más tarde, en vísperas de su viaje a la inmortalidad.

Guillermo de Zéndegui
Ámbito de Martí

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